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Recordando el Vientoligero 5ª parte: Partes Imperfectas

Gerrard Capashen: Esta es nuestra tierra. No hay otro barco en el que prefiera navegar, ni hay otra tripulación que prefiera capitanear. No hay otro enemigo con el que prefiera luchar, ni otro mundo que prefiera defender. Luchamos hasta el mismísimo centro de mando de nuestro enemigo, y luego contra su flota. Ahora parece que nos quiere devolver el favor... Phyrexia viene hacia nosotros con todo su poder. Su meta no es otra que la destrucción de todas las naciones y la extinción de todas las especies. ¡La invasión ha comenzado!
Recordando el Vientoligero, 5a parte. Fragmentos imperfectos (o Yawgmoth se comió mi ancho de banda) Traducido por Miguel Calvo y Antonio José Rodríguez.
Editado por Miguel Calvo y Ángel Quijano.
Publicado originalmente por VestDan en MTGSalvation.

Nota: este artículo tiene MUCHAS imágenes. Tal vez tarde algo en cargar. Igual os podéis ir a tomar algo.

alt Durante 3000 años, Urza se ha preparado para este día. Durante 3000 años, luchó en silencio una batalla, en las sombras, para preparar a Dominaria ante lo que se avecinaba. Pero Yawgmoth esperaba, y el Señor de los Yermos se preparaba. Se preparaba para muchos más milenios, con un plano entero deseoso de morir bajo su mando. Ahora, por fin, el día de Yawgmoth ha llegado. Cuando los portales phyrexianos aparecen en el cielo, está claro que sea cual sea el resultado de esta guerra, Dominaria nunca será la misma.
alt Pero tanto si los planes de Urza para vencer a Yawgmoth tenían éxito como si no, estaba claro que el argumento épico de Magic no había funcionado al gusto de WotC. Este argumento, que había empezado 4 años antes, no era ahora una prioridad. La prioridad era reparar los daños causados por el poder del bloque de Urza y la mediocridad del de Máscaras. El juego había estado perdiendo durante dos años, y hacía falta algo drástico para traerlos de vuelta. ¿Qué importaba Dominaria, si el juego desaparecía?
alt Por supuesto, nadie a bordo del Vientoligero sabe lo que pasa en su mundo, como para saber lo que pasa en el nuestro. No han estado en Dominaria desde hace años. Tras abrirse camino a través de Rath y vagar por Mercadia, después de haber perdido a Crovax, Mirri y Ertai, los veteranos navegantes vuelven a su plano natal. No obstante, aunque lo intentan una y otra vez, no son capaces de llegar a Benalia City. Hay extrañas distorsiones espaciales que impiden que el gigantesco barco navegue a través de los planos hasta su destino.
alt Hanna y el resto de la tripulación rebuscan cuadernos de bitácora, cartas de navegación... todo lo que piensan que puede ayudarlos a averiguar la raíz del problema, mientras que Karn pilota sin éxito la nave. Al final, Hanna consigue saber la raíz de todo esto: hay muchísimas señales de navegación por los planos, igual que las que deja el Vientoligero, sólo que mucho más grandes y más abundantes.
alt Hanna traza el rumbo justo hasta el mismo centro de esas distorsiones, y el Vientoligero aparece justo sobre el cielo benalita. Pero no está solo. Tres enormes portales están vomitando flotas de dragones mecánicos, naves portadoras de enfermedades, instrumentos de asedio... 9000 años de pesadillas phyrexianas están volviendo a reclamar el plano que consideran suyo.
alt Gerrard ordena que el Vientoligero se acerque al portal más cercano. Abriéndose paso gracias a sus cañones a través de las naves phyrexianas, Vientoligero vuelve al mundo del que tan duro luchó por huir: Rath. Los cañones de rayos phyrexianos, recientemente instalados en Mercadia, tienen mil objetivos, mientras que la flota phyrexiana se daña a sí misma intentando acertar al veloz velero. Aún así, un artillero es alcanzado, y el cañón dañado lo suficiente para que Hanna vaya a la cubierta. Entre la batalla y los escombros, recibe un pequeño arañazo.
alt El Vientoligero destruye el portal que ha utilizado para llegar a Rath, y atraviesa de nuevo la flota enemiga para navegar de vuelta a Dominaria. Gerrard ríe, parece que disfruta... hasta que Tahngarth le habla del artillero muerto y le recuerda las veces que en el pasado ha escapado de sus responsabilidades. De hecho, los primeros capítulos son usados para recordar a los lectores QUIÉNES SON estos personajes. Les hemos visto una sola vez desde Éxodo, una sóla vez en los últimos 6 sets. Pero ahora, con la guerra a punto de empezar y llegando al inevitable final, todos los miembros del reparto tendrán su papel, a su manera. Por ahora, el Vientoligero no puede vencer por sí solo a toda la flota Phyrexiana, y así deciden dirigirse a Benalia City para prepararlos. (Aunque distraídos, WotC hizo un verdadero esfuerzo para darle brillo a la historia. Mucho antes de la llegada de mtg.com, magicinvasion.com ofrecía datos como mapas, imágenes e incluso banda sonora para el argumento. Esta imagen viene de ahí. La página ya no parece estar linkada por ninguna parte, pero aún está ahí. Desgraciadamente, la sección de Apocalipsis ya no funciona, pero aprovechad lo que podáis).
alt El Vientoligero aterriza en Benalia City, ordenando al ejército que se prepare contra el ataque de otro mundo. Gerrard se frustra ante su incredulidad, y luego reaccionan con hostilidad, sobre todo cuando se enteran de que el capitán Gerrard Capashen es un maestro de armas benalita, que escapó de su puesto sin avisar.
Veces que el Vientoligero ha sido capturado: 3 alt alt
Ups. Buena jugada, héroe.
alt Arrestado junto a la tripulación hay un viejo vidente ciego cuyo nombre es... vale, Vidente Ciego. Cuando el Vientoligero aterrizó, este adivino auguraba la perdición que llegaba desde el cielo. Y cuando fueron arrestados, Gerrard y su tripulación estuvieron de acuerdo con él. Los benalitas debieron haber escuchado. En vez de eso, hasta los soldados que vigilan a los héroes aprisionados son llamados a luchar cuando llegan los phyrexianos.
alt Intentando usar los cuernos de Tahngarth para abrir el candado de la celda (no preguntéis cómo) Squee comprueba que puede escapar a través de los barrotes, y libera a los miembros de la tripulación justo cuando los soldados phyrexianos entran en la prisión. La tripulación, sin armas, parece estar perdida, pero una ráfaga de rayos les abre camino hasta la superficie: al parecer, los benalitas que habían capturado el barco confundieron a Karn con un componente del motor, y el gólem se aprovechó para liberar a sus compañeros. De vuelta al barco, observan la ciudad, y toda Benalia: no tienen ninguna oportunidad de detener el ataque phyrexiano. Son muy fuertes y muy numerosos. Durante los primeros días de la invasión, uno de los lugares más conocidos de la ambientación de Magic, Benalia, es conquistado. Pero el Vidente Ciego sugiere que hay un remoto lugar en Benalia donde Gerrard puede encontrar aliados, justo los que más le pueden gustar.
alt Mientras Gerrard huye de su patria en llamas, el causante de todo esto llega a la ciudad. Tsabo Tavoc, sádica y sedienta de sangre, examina a sus tropas terrestres, sus hijos, con los que comparte un vínculo mental. Saborea todas las muertes a un nivel casi sensual, tanto si es de un enemigo o de sus tropas. Terror, dolor, desesperanza, odio... se hunde en esos sentimientos.
alt No hace falta decir que no le importan nada las pérdidas de su bando. Benalia City, el más grande bastión del maná blanco en Dominaria, es borrado de la faz de la tierra en cuestión de horas. No obstante, la victoria deja un sabor amargo en Tsabo, ya que se le ha escapado una gran oportunidad de atrapar al Vientoligero. Pese a todo, sabiendo que el barco está en la zona, decide capturarlo y presentarlo a Yawgmoth junto a su tripulación. Una victoria así la elevaría incluso sobre Crovax.
alt Entretanto, a un océano de distancia, Teferi, el antiguo estudiante de Urza, lucha para defender Zhalfir. Urza y Barrin se preparan para unirse a él, pero Teferi ha usado sus habilidades de manipulación temporal de un modo que no tiene mucho sentido. En pocas palabras: ha revertido el flujo temporal alrededor de los portales phyrexianos, de manera que la gravedad ahora empuja en vez de atraer. Los barcos invasores retroceden, y los escombros caen hacia arriba.
alt Teferi discute con Urza por no haber venido antes para ayudar a proteger Zhalfir y el resto del subcontinente de Jamuraa durante la reciente invasión Keldon. Dejando la discusión para después, Teferi y Urza lanzan juntos un hechizo que cierra para siempre los portales phyrexianos.
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Pero a Teferi, en el fondo, no le gusta obedecer órdenes, y usa la energía sobrante del hechizo para obligar al continente entero a cambiar de fase. Como Urza no se implicó en su guerra, ahora Teferi no se implicará en la suya. Urza le avisa de que todo esto causará enormes problemas en el futuro (véase Espiral del Tiempo) pero no convence a Teferi. Jamuraa, el escenario de Espejismo y el lugar donde empezó la Saga del Vientoligero, simplemente deja de existir. Por ahora.
alt El Vientoligero llega a buscar a los aliados que prometió el Vidente Ciego: convictos de una prisión militar benalita. Ex mercenarios, asesinos, ladrones... fieros guerreros que saben manejar una espada y que lucharán por su tierra (al menos, mientras esta corra peligro) Gerrard libera a los prisioneros, pero atacan a la tripulación. No ven ninguna razón para ser leales a Gerrard... al menos, no hasta que la perdición que ha anunciado ocurra.
alt El ejército de Tsabo llega también a la prisión, y los prisioneros deciden que tal vez valga la pena mantener con vida a los tripulantes del barco. Orim sube a bordo a todos los prisioneros que puede, mientras la tripulación se abre camino para llegar al barco. Tsabo entra personalmente a la prisión para capturar ella misma a Gerrard, pero una secuencia de sucesos milagrosos hace que el Vientoligero, desbordado de refugiados, escape indemne. Tsabo lamenta haber perdido a su presa, pero la realidad es que ha conseguido hacer huir a Gerrard, y Tsabo sabe que su victoria será recompensada poniéndola al mando de la conquista de uno de los objetivos de la Invasión: Koilos.
Los pocos supervivientes que quedan de Benalia huyen de los ejércitos de Tsabo y continúan la lucha en otras partes...
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... o son exterminados por las enfermedades phyrexianas, virulentas y diseñadas a propósito para eliminar la vida en Dominaria, y que han sido diseminadas por unas gigantescas naves portadoras, llamadas Heraldos. Cualquiera que contrae la enfermedad, se agosta y muere. Y Gerrard se horroriza al descubrir que la persona que más quiere ha caído también presa de la infección, hace unos días. Orim jura que encontrará una cura, pero todo lo que pueden hacer es esperar.
alt Mientras tanto, Yavimaya también está siendo asediada desde el cielo. Mientras Urza se pasó milenios enteros perfeccionando hechizos y máquinas contra las hordas de Yawgmoth, Multani y Gaea le han dado al bosque las mejores defensas naturales posibles.
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Gaea invoca a sus aliados, unos aliados que ni siquiera Multani conocía. Son criaturas con muchos aspectos, con forma de lagarto, y muy hambrientas. Son los kavus, durmiendo bajo la superficie de Yavimaya igual que Godzilla hibernaba bajo el océano, cerca de Tokyo. Estos defensores recién llegados encuentran a los phyrexianos bastante sabrosos, pero Yavimaya necesita aún más ayuda.
alt Multani eleva una plegaria a Gaea cuando toda esperanza parece perdida, y esa plegaria es respondida, silenciosa pero decisivamente. A los árboles les crecen espinas para empalar a los phyrexianos, llenándolos de savia. Las esporas invaden el aire, transformando a los phyrexianos. Metales y tendones se convierten en madera y ramas, y los invasores son convertidos en defensores. Sin la ayuda de Urza, Yavimaya ha rechazado la Invasión... y además, sin haber explotado nada.
alt Incluso Shiv, el territorio más fiero de Dominaria está bajo asedio. Urza y Barrin llegan de nuevo para defender a sus aliados, guiados por una antigua estudiante de la academia: Jhoira. Pero honestamente, a Urza no le importa nada quién está al mando del lugar. Para él, la fábrica de piedras de poder que hay allí es vital para la guerra al ser la única fuente de piedras de poder. Aunque, honestamente, ha tenido acceso a esa instalación durante unos cuantos milenios, no es cosa de preocuparse por construir unas pocas más. En realidad, tiene que trabajar y ganar únicamente con lo que tiene.
alt Pero el caminante de planos no necesita preocuparse. Jhoira ha organizado una buena defensa, basada en el terreno volcánico de Shiv. Además, ha conseguido rediseñar la fábrica de piedras de poder, y ahora esta es capaz de desplazarse por Shiv y atacar a los invasores lanzándoles chorros de lava.
alt Es una buena cosa para Urza que la fábrica pueda desplazarse, porque justo después llega Teferi. Al parecer, Jhoira le ha pedido que proteja su tierra igual que protegió Zhalfir: cambiándola de fase. De nuevo, el gran carisma de Urza le ha hecho perder un aliado.
alt Pero aún tiene a Darigaaz, que parece ser el jefe de las Naciones Unidas de los Dragones de Dominaria (felizmente, ha dejado de ser un draco de fuego, tal y como fue presentado en el libro de J. Robert King) Seguro que Urza puede sacar ventaja del hecho de tener una flota de dragones. ¿Tal vez pueda hacerlos explotar?
alt Otras partes del mundo nunca tuvieron noticias de los avisos de Urza. Al parecer, le quedaron muchas partes de Dominaria por recorrer. Cuando llegaron los rumores de guerra a la xenófoba Llanowar, fueron ignorados en su mayoría.
alt Al menos, fueron ignorados en la medida de lo posible. Los reyes de los elfos no están bien preparados para la tarea monumental que se les presenta, pero tampoco desean perder el poder. Cuando oyen hablar de un hombre misterioso avisando de la invasión y llegando a sus palacios en los árboles con su ejército de seguidores, no reaccionan con esperanza al tener un aliado sino con miedo a otra invasión. ¿Quién se atrevería a liderar una revuelta ahora?
alt Pues el mismo personaje que dedicó su vida a liderar una revuelta en el mundo oscuro que estaba aquí al lado. Eladamri, el korvecdal de Rath, había escapado por los pelos del centro de control phyrexiano en su plano. El portal de Belbe había escupido a Eladamri, Lin Sivvi y Takara en Verdura, no lejos de Llanowar. Eladamri empezó a avisar a todo el mundo de los horrores que estaban por llegar, pero a diferencia de Urza, él sí tiene el carisma para ser escuchado.
alt También estaba el abrumador baño de sangre por todo el plano para dar credibilidad a sus palabras, claro. En el vacío de poder creado por los débiles señores de Llanowar, este misterioso elfo de otro mundo tiene una eficiencia simple y magnética que hace que los elfos le sigan por millares.
alt Los elfos se arman, y empiezan a llamar a Eladamri "la semilla de Freyalise" asumiendo que fue enviado por su diosa (en realidad Freyalise fue la caminante de planos que invocó el Hechizo del Mundo terminando la Era Glacial, pero no conocen la diferencia) Eladamri no desea mandarlos, pero ya está habituado a la carga del liderazgo sobre sus hombros.
alt Reforzado por su propia victoria en Yavimaya, Multani viaja a Llanowar para ver a este extraordinario personaje a quien Gaea ha concedido el mando de la lucha allí. Molimo, el maro local de Llanowar, es duro de pelar (y eso que también está influenciado por el status de diosa de Freyalise) pero finalmente acepta la ayuda de Multani cuando aparecen miles de pequeños portales phyrexianos sobre el bosque y empiezan a soltar bombas de plaga. Pero aparte de Eladamri y de Multani, la ayuda llega también por otro lado...
alt Cargado hasta los bordes con nuevos reclutas, el Vientoligero aparece sobre Llanowar, siguiendo a las fuerzas phyrexianas. Mientras Orim trabaja a marchas forzadas en busca de una cura para la plaga phyrexiana que azota a Hanna y al bosque en su conjunto, Sisay maniobra evitando los ataques phyrexianos y Hanna intenta encontrar una manera de cerrar los portales.
alt Las habilidades de pilotaje de Sisay y la manipulación del casco del barco consiguen evitar el mar de portales tras ellos, y la maltrecha Hanna traza un rumbo de vuelta a Rath. Los portales les siguen, y empiezan a liberar su carga sobre los ejércitos phyrexianos que esperan allí, pero esas tropas no se ven afectadas por las bombas de plaga. Orim razona que los phyrexianos deben de tener alguna inmunidad natural a la enfermedad, e intenta capturar alguno para estudiarlo. Pero Hanna se derrumba, y Gerrard ordena llevar el barco de vuelta a Llanowar.
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Eladamri ha conducido a los supervivientes de Llanowar en retirada hacia las Cuevas del Sueño, y en ese trayecto Takara, que ya estaba enferma cuando la encontraron en los calabozos de Volrath, muere cubriendo su huida. La retirada consigue salvar a los elfos del ataque phyrexiano, pero han sido contagiados por la plaga. Sin embargo, en las Cuevas del Sueño bajo Llanowar, Eladamri canta canciones de batalla para subir la moral de la tropa, y consigue rememorar recuerdos agradables y hacer crecer la esperanza para curar la plaga.
alt Mientras que por encima, los incansables esfuerzos de Orim consiguen una vacuna que da al receptor inmunidad contra la plaga phyrexiana. Esa vacuna salva a la tripulación pero no funciona con Hanna, que entra y sale de la consciencia a medida que su estado empeora.
alt Después de limpiar el cielo, el Vientoligero tiene un aterrizaje forzoso entre la enramada del bosque, sobreviviendo solo por la ayuda de Multani (Veces que el Vientoligero se ha estrellado: 3) La tripulación empieza a buscar supervivientes mientras que Multani y Karn reparan el barco. Cuando Gerrard oye hablar de la milagrosa curación de Eladamri en las Cuevas del Sueño, todo el grupo baja allí con Hanna, creyendo con toda la fe de que son capaces que puede ser curada. Pero el protagonista, el que más debe creer, no puede hacerlo. Hanna está en un coma muy profundo.
alt Su padre, Barrin, mientras tanto, ha estado luchando una guerra sin esperanzas en Urborg, un lugar ahora maldito e infestado de muertos vivientes, en ausencia de Urza. Ha hecho todo lo posible con sus helionautas, sus ejércitos de ángeles y sus dragones, con los aliados Keldon que antes odiaba y con todo el apoyo local que ha podido reunir, pero la marea phyrexiana es fortísima. Milla a milla, Barrin ha de retirarse.
alt En el igualmente inhóspito desierto alrededor de Koilos, justo donde acabó la guerra entre los thran y los phyrexianos y donde empezó la Guerra de los Hermanos, y lo que es más importante para Urza, el sitio donde está el único portal autónomo entre Phyrexia y Dominaria. En vez de haberlo cerrado durante todos los milenios que pudo hacerlo, lo cierra ahora justo cuando está soltando miles de soldados phyrexianos.
alt Urza llega con su ejército metathran, de cien mil hombres. El ejército está separado en dos alas, guiado por los comandantes gemelos (alterados genéticamente) Thaddeus y Agnate. Los dos son iguales, sus mentes está unidas telepáticamente. En realidad, son un equipo perfecto. Hubo un problema: cuando Agnate no se despertó nada más ser "fabricado", a Thaddeus le entró el pánico y golpeó a su compañero sin querer. Barrin apunta que esto podría ser un problema si uno de los dos muriera, pero Urza, siendo Urza, decide no hacerle caso.
alt La batalla de Koilos se lucha con fiereza. El genio y la disciplina de los metathran luchando contra el ímpetu despiadado de los ejércitos de Tsabo Tavoc. Ningún comandante metathran sabe cómo de terrorífica será la batalla hasta que aparecen los gusanos espinales...
alt ... y vuelven a sus tropas contra ellos. Matan a sus compañeros caídos, y luchan para llegar a la cueva a la vez sagrada e impía donde todo comenzó.
alt Tsabo Tavoc oye a Thaddeus y Agnate conversar telepáticamente a través del campo de batalla. Siente cómo Thaddeus lucha y mata a sus ejércitos, y admira su gracia luchando. Manda el mensaje a sus soldados: quiere a Thaddeus vivo. Mientras tanto, los metathran bajo el mando de Thaddeus se abren camino a través de las líneas phyrexianas, y se adentran en las cuevas de Koilos. Pero dejan a Thaddeus solo, y es capturado...
alt ... e interrogado mediante una lenta y cuidadosa vivisección. No revela nada, aunque tampoco se le pregunta nada. Tsabo se maravilla de lo bien construido que está el general de Urza, mientras es desensamblado parte a parte.
alt El Vientoligero y Agnate navegan hacia Koilos para ayudar en la batalla, tal y como sugiere el Vidente Ciego. Por el camino, ven algunas aeronaves phyrexianas sobrevolando el océano y disparando lo que parecen ser lanzas hacia el agua. Mirando más de cerca, observan que las lanzas son en realidad máquinas. Son los mismos gusanos espinales que se han enfrentado a los metathran, y están siendo usados para llevar la guerra hasta la profundidad de los océanos. El Vientoligero aprovecha para eliminar algunas de esas aeronaves.
alt Mientras su general está siendo desmontado y su mejor amigo está perdiendo Urborg, Urza parte en busca de más aliados para la siguiente fase de su plan. Teferi iba a ser el primer aliado, pero el "carisma" de Urza lo echó para atrás. El siguiente en la lista era Taysir, lo que hizo que los antiguos fans del argumento tuvieran un orgasmo. Taysir era originalmente el caminante de planos más poderos, nativo de Rabiah, el plano de Arabian Nights, y protagonista de los antiquísimos comics de Wayfarer.
alt Lo último que habíamos sabido de Taysir, muchos años atrás, era la educación de la joven caminante de los planos Daria, y haber eliminado su celosa relación con Kristina de los Bosques, quien está ahora visitando a los dos justo cuando llega Urza. Por supuesto, los fans de la historia no estaban muy contentos al ver que Daria sólo aparecía en una imagen, mientras que Kristina y Taysir ni siquiera salían. Pero aparecían otros caminantes que aliviaron este hecho. El siguiente fue Freyalise, que había sido "rehabilitada" para la continuidad revisionista por la excelente trilogía de Era Glacial, de Jeff Grubb.
alt igual que a uno de sus peligrosos contemporáneos de Era Glacial e igualmente prerevisionista, Tevesh Szat, la Perdición de los Locos. Los otros caminantes no son muy felices de tener a Szat como compañero, ya que es un loco asesino que se presenta en la forma de un dragón negro que escupe ácido, pero Urza insiste en que le necesitan.
alt El anciano guerrero pantera de Urborg, Lord Windgrace, también se une al equipo. Tal vez fuera pre revisionista, pero como aparecía poco daba igual. Un hecho interesante es que la noble familia de Crovax se apellidaba Windgrace, sugiriendo algún tipo de conexión histórica.
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Los dos últimos en entrar en el pequeño grupo de Urza son dos caminantes completamente nuevos: Bo Levar, un marinero y contrabandista de tabaco (rara ocupación para un caminante de planos, lo sé) el cual, igual que Urza, se transformó en caminante cuando la Ráfaga del Sylex. Y el otro es el Comodoro Guff, guardián de una enorme biblioteca con todas las historias, pasadas y futuras, de todos los planos del multiverso. Guff era, en realidad, una caricatura del entonces jefe de continuidad en Magic, Scott McGough. Si bien meter a personas reales (especialmente a tu editor) en la historia es una pizca poco profesional, PUEDE hacerse bien... en teoría. Y aunque no tengo nada contra el señor McGough, lamento que aparezca en más cartas que Taysir o Kristina de los Bosques.
alt Urza lidera el grupo y les presenta nuevos juguetes: titanes mecánicos. Entrega a su equipo unos enormes exoesqueletos de poderosa armadura para aumentar su ya considerable poder. A medida que se acostumbran a sus trajes, empienzan a alterarlos para que se adecúen más a su personalidad: Szat se convierte en un enorme dragón, Daria una grácil bailarina, Freyalise es una fuerza de la naturaleza cubierta de ramas. El de Urza es, por supuesto, el más grande y poderoso de los nueve.
altEl plan de Urza es sencillo: los nueve titanes irán a la mismísima Phyrexia y la destruirán.
Algunos de vosotros tal vez os cuestionéis la necesidad que había de tener gigantescas máquinas de guerra para unos seres que ya eran casi omnipotentes. Igual pensáis que es una idea estúpida. Pues bien, estáis 100% en lo correcto. No obstante, hay unos pocos detalles que hacen que esto sea semi-útil. Para empezar, muchos de los ambientes de Phyrexia son tóxicos, ácidos, cubiertos de llama o inhóspitos de alguna otra forma, y los caminantes habrían de dedicar una significante parte de su esfuerzo a no morirse. Además, las armas les permitirán conservar sus hechizos: cuanto más recursos tengan, mejor. Finalmente, dado que el poder de los caminantes varía de repente y sin causa aparente cuando los lectores "dejan de prestar atención", tener algo más consistente detrás es útil.
alt Cuando Barrin visita a Urza para pedirle refuerzos para defender Urborg, Urza dice que no hay nada. Todo lo que tenía fue enviado a Koilos. Barrin está furioso con Urza, por importarle tan poco la pérdida de todas esas tropas. Suspira y dice que viajará a Koilos para ayudarle en el ataque a Phyrexia, pero que antes visitará a su hija. Urza le informa de que eso va a ser bastante imposible, ya que Hanna está muerta. Barrin maldice a Urza y se va.
alt Barrin utilza entonces un hechizo que lanzó a su hija cuando esta nació para encontrar su cuerpo, recientemente enterrado por sus compañeros. Exhuma su cadáver, alarmando a la tripulación, hasta que Gerrard reconoce a Barrin, y los dos intentan consolarse por su dolor. El viejo mago teletransporta a su hija de vuelta a Tolaria, para enterrarla junto a su madre.
alt Las actividades de Urza con los titanes mecánicos han revelado por fin a Phyrexia la situación de Tolaria, y Barrin llega justo cuando la isla está siendo atacada. Después de cerrar entre lágrimas el mausoleo de la familia, utiliza toda su fuerza vital para invocar un último hechizo: el mismo que Urza utilizó con el Sylex hace cuatro milenios. En un relámpago titánico, Barrin y Tolaria, ambos destruidos por su dedicación a la causa de Urza, se consumen.
alt Mientras tanto, en Koilos, el avance metathran se ha detenido, al estar la mitad del ejército sin comandante y la otra mitad con su comandante incapaz de moverse sin su gemelo. Sin embargo, la llegada del Vientoligero ofrece una nueva posibilidad: Eladamri. De todas formas, ni los metathran ni Agnate lo aceptarán, ni siquiera aunque Urza se lo ordene. Agnate y Eladamri luchan por ver quién mandará a las tropas, y Eladamri causa la primera herida, y lo hace con carisma de manera que se gana a las tropas. No puede reemplazar a Thaddeus, pero al menos la Coalición puede continuar con la guerra.
(de todas maneras... ¿por qué es importante Koilos? Vale que es el único portal abierto en Dominaria, pero los phyrexianos han demostrado que pueden mandar máquinas a cualquier lado de Dominaria, y no hay nada cerca de Koilos que necesite un gran ejército para ser conquistado. Ambos lados actúan como si tuviera una gran importancia estratégica, pero honestamente... ¿para qué?)
alt Tsabo está preparada. Ya ha capturado a Thaddeus. Tiene una cuenta pendiente con Gerrard, y siente que ha llegado a la batalla, y siente la furia ardiendo en su interior. Si puede capturar al héroe de Urza y llevarlo hasta Yawgmoth, nadie salvo éste estará por encima de ella. Y Gerrard además se lo pone fácil, liderando la carga de los prisioneros benalitas hacia las cuevas, buscando venganza contra la mujer araña a quien culpa de la muerte de Hanna.
alt Los titanes mecánicos entran en combate, saltando sobre los ejércitos de la Coalición y destrozando la infantería phyrexiana. Pero Tsabo por su parte tiene también titanes: gigantescas aeronaves de brujería, grandes esferas voladoras con langostas mecánicas y zarcillos mortales que incluso para los caminantes son duras de matar.
altPero la tripulación averigua cómo matarlos. Utilizando el ancla, el barco vuela en círculos alrededor de una aeronave y corta al monstruo por la mitad. Los dragones y titanes empiezan a destruir aeronaves y las fuerzas aéreas phyrexianas empiezan a retroceder ante el avance de la Coalición. No obstante, una bala perdida, un ataque fallido, el Vientoligero desciende, y...

Veces que el Vientoligero se ha estrellado: 4.

El barco al menos ha caído detrás de las líneas de la Coalición, así que la tripulación carga hacia las cuevas para encontrar a su comandante.

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No, ese no es Drizzt
Gerrard y Agnate cargan hacia las cuevas de Koilos hasta sus respectivos objetivos: Tsabo y Thaddeus. Gerrard mata con regocijante sed de sangre mientras Tsabo se dirige hacia él. Agnate, por otro lado, mata con resolución, con Thaddeus rogándole telepáticamente que se mantenga al margen. Cuando Agnate llega hasta él, es obvio por qué Thaddeus lo hace: no tiene extremidades. Su torso es una ruina. Ha sido mantenido vivo sólamente para este encuentro, sólamente para atraer a Agnate hasta él. Sólamente para asestar la cruel puñalada en el alma de Agnate cuando libera a su hermano de su tormentosa existencia.
alt Mientras tanto, Gerrard continúa luchando, arrojándose contra Tsabo como un berserker, combatiéndola con cólera ciega, que al menos es más efectiva que la siniestra angustia. Tsabo goza en su perfecta furia, disfrutando más incluso que con la resolución y la perfección física de Thaddeus. La mente cegada por el odio de Gerrard es fácil de superar tácticamente y Tsabo le captura, manteniéndolo debajo de ella con sus patas...
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... mientras la tripulación del Vientoligero se abre paso a la fuerza hasta el interior de las cuevas tras la sangrienta estela de los ejércitos de Gerrard y Agnate.
alt Alcanzan el portal mientras Tsabo se acerca al mismo. Squee, llega montando al imparable Karn, y se escabulle por debajo de Tsabo para darle una espada a Gerrard. Este apuñala a la mujer araña, escapando de sus garras y distrayéndola lo suficiente para que Karn luche para llegar hasta ellos. Sí, "luchar". Karn está recordando lentamente su pasado y se ha dado cuenta de que si él no mata por su mundo, su mundo morirá.
alt Profundamente herida mientras los héroes la rodean, Tsabo se arroja a través del portal; mientra el Vidente Ciego aparece para destrozar el portal. La puerta a Phyrexia está cerrada. Sin infinitos refuerzos, sin su fanático lider, la moral de los phyrexianos se hace añicos. Urza revela su identidad a Gerrard y el benalita le dice que le odia. Luchará en la guerra de Urza pero odia al caminante de planos por cada tragedia que ha provocado. Urza lo acepta, a pesar de la nota de reproche.
alt Mientras el resto de la Coalición -incluso los metathran- disfrutan de días de festejos, Gerrard, Agnate, Urza y Eladamri comparten un momento de tranquilidad, demasiado cercanos a la muerte como para unirse a la diversión de los vivos. Karn y Multani trabajan para reconstruir el barco, más fuerte que antes -con el toque supremo de una figura de Gaea con la cara de Hanna. Todos saben que esto no es otra cosa que una pausa en la guerra, pero probablemente sólo Urza sabe qué vendrá después. Y, ¿por qué se va a molestar en contárselo a nadie?

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